«La hija de abril», de Isabel Medina: Una puerta abierta hacia el interior, por Elena Morales



Esta reseña no pretende ser una llamada de atención para los lectores, sino, sobre todo, para las editoriales: Es urgente que se reedite La hija de abril, de Isabel Medina, novela publicada por Algaida en 2003 y agotada hace ya unos años. 

Una puerta se abre, descubriendo tras de sí un terremoto de recuerdos, evocaciones, imágenes, sueños y pesadillas. Un sillón, veinte años atrás abandonado, de pronto, otra vez está ocupado. Un hombre que escucha. Una mujer que se esfuerza en comprender y, al fin, entiende: 
…«me habían vendido un billete que no llevaba a ninguna parte, porque la única parte a la que tuve que llegar fue a mí misma».
No es compleja la trama principal de esta ficción, pero sobre ella la autora teje una red de vivencias y visiones que vienen y van sin ningún orden cronológico, enriqueciendo la historia con suculentos flash-back en un magnífico puzle, del que solo al final nos es revelada la pieza principal: escena intensa y culminante, que incita a recomponer mentalmente de nuevo todo lo leído hasta el momento. Doble disfrute, doble lectura, porque no podemos olvidar que la protagonista narradora, Maribel, en su pasión y entusiasmo, pero también en su profunda tristeza, en ocasiones, delira, y una parte de lo que cuenta es producto de un sueño anhelado: 
«No sé si estoy soñando. Sí, seguramente sueño o soy víctima de algún extraño fenómeno debido tal vez a este día gris y desapacible, a este viento que se cuela por los entresijos de mi piel y que ha sido capaz de trastocar la realidad, la ha disfrazado de ficción y ahora juega a columpiarse en los umbrales del límite».
No son pocos los recursos de los que se vale Isabel Medina para construir esta historia: un monólogo interior o fluir de la consciencia; un uso magistral de la segunda persona del singular; un personalísimo realismo mágico...; pero, sobre todo, poesía, mucha poesía, en esa búsqueda insaciable de la belleza en el lenguaje.

Es verdad que el libro comienza con un ritmo narrativo lento que provoca cierto desasosiego. Sin embargo, en pocas páginas nos reconciliarnos con una voz íntima y rotunda. Entonces, ralentizamos nuestra lectura y comenzamos a saborear cada palabra que nos entrega perfectamente colocada en su bandeja de plata. Una sucesión de bofetadas de ternura despiertan nuestros sentidos y nos enredan, casi sin darnos cuenta, en esa manta de expresiones cálidas que envuelve toda la obra. La propia narradora es consciente de ello:
«Lo otro siempre lo supo. Supo que su ternura caminaba un poco más allá de sus pasos. Cerca de sus pasos, pero sin interrumpir la corriente de aire. Envolviéndola. Transparente tul o burbuja protectora, seguro a todo riesgo». 
La hija de abril es una novela de aprendizaje, ese género literario que retrata el paso de la niñez a la vida adulta. Y, en este sentido, la evolución personal y psicológica de la protagonista, su cambio de mentalidad, su apertura ideológica y política, su tolerancia y la renovación de sus valores se ve reforzada por el paralelo cambio de contexto político y social en el que transcurre su vida: dictadura, transición y democracia. 

En esta primera ficción para adultos —escrita mucho antes que La libertad y tú, Los cuadernos de Marta, El secreto de Sofía y su reciente biografía novelada sobre Olympe de Gouges—, esta prolífica autora abre la puerta para mirar hacia el interior y escudriñar en el pasado. Y en medio de su relato onírico nos regala también multitud de pensamientos y reflexiones:
«Te asombras, tú que no lo has vivido, pero es así: de pronto se te derrumba el edificio, y entonces no tienes más remedio que revolver en tus propios escombros, y desde esa profundidad visceral y confusa, bucear en busca de luz, de un poquito de luz, que pedir más es demasiado». 
Tampoco yo pido demasiado. Solo quiero que se reedite La hija de abril, para que siga emocionando y conquistando lectores.


Santa Cruz de Tenerife
 26 de febrero de 2014




1 comentario:

  1. Cuando se descubre una afición y esta a la vez te abre una nueva visión del mundo dejas de ser aficionada y es la pasión quién te ronda...y es que Isabel Medina es una voz entre voces y hay que ver como se hace querer!! Un abrazo y que te premien ya que eres una LEYENDA!

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