Los personajes de Divisa de las hojas se mueven en un ámbito marcado por la precariedad, pero también por unas pocas certezas y la oportuna resistencia de su juventud. Ayuda a sostener sus vidas la columna de la amistad, que aquí supera su condición de aderezo agradable de la vida. Y como no podía ser menos, en el horizonte de todos, esa enajenación que hunde o eleva el amor, con su carga de ilusión, desasosiego y fracaso. Muy atrás en el tiempo, una historia de abandono del hijo en el altar de lo conveniente se entrelaza con la que ocupa el primer plano del escenario, que transcurre en 1946. Al fondo, una naturaleza que ofrece sus arcos y sus bóvedas boscosas y, pacientemente, espera nuestra llegada.
María Teresa de Vega intercala en esta obra distintos géneros, como el epistolar, la crónica o la poesía, con un suculento uso del diálogo y una narración densa, y muy rica en recursos literarios, en la que tampoco faltan profundas reflexiones sobre la vida, historias dentro de historias, anécdotas curiosas, aventuras…; todo ello, desde el cariz de unos personajes muy bien delimitados en sus caracteres, pero que, sin embargo, esconden una intensa capacidad para sorprendernos. La documentación que enriquece y envuelve la trama es un aliciente más para el lector.
La autora dedica esta tercera novela a su padre, Isaac de Vega (Tenerife, 1920 - 2014), que compartió el Premio Canarias de Literatura con Rafael Arozarena en 1988.
María Teresa de Vega nació en La Laguna, en cuya universidad se licenció en Filología Románica. Ha sido profesora de Lengua Española y Literatura en centros de enseñanza de Tenerife y Madrid. Su vocación por la literatura y sus primeras publicaciones son algo tardías, si bien tiene publicados los poemarios Perdonen que hoy no esté jovial (2001), Cerca de lo lejano (2006) y Mar cifrado (2009); los libros de relatos Perdidos en las redes (2000), Sociedad sapiens (2009) y (2005), y las novelas: Niebla solar, Merodeadores de orilla (2012) y Divisa de las hojas (2014).
María Teresa de Vega intercala en esta obra distintos géneros, como el epistolar, la crónica o la poesía, con un suculento uso del diálogo y una narración densa, y muy rica en recursos literarios, en la que tampoco faltan profundas reflexiones sobre la vida, historias dentro de historias, anécdotas curiosas, aventuras…; todo ello, desde el cariz de unos personajes muy bien delimitados en sus caracteres, pero que, sin embargo, esconden una intensa capacidad para sorprendernos. La documentación que enriquece y envuelve la trama es un aliciente más para el lector.
La autora dedica esta tercera novela a su padre, Isaac de Vega (Tenerife, 1920 - 2014), que compartió el Premio Canarias de Literatura con Rafael Arozarena en 1988.
María Teresa de Vega nació en La Laguna, en cuya universidad se licenció en Filología Románica. Ha sido profesora de Lengua Española y Literatura en centros de enseñanza de Tenerife y Madrid. Su vocación por la literatura y sus primeras publicaciones son algo tardías, si bien tiene publicados los poemarios Perdonen que hoy no esté jovial (2001), Cerca de lo lejano (2006) y Mar cifrado (2009); los libros de relatos Perdidos en las redes (2000), Sociedad sapiens (2009) y (2005), y las novelas: Niebla solar, Merodeadores de orilla (2012) y Divisa de las hojas (2014).
Extractos de la novela Divisa de las hojas:
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